Somos testimonios invisibles del amor, de la felicidad y de las historias de vida de los demás. Por eso, hemos aprendido a camuflarnos entre las parejas de novios, los invitados o, si hace falta, entre toneladas de confeti. Vemos sin ser vistos, fotografiamos sin hacer ruido y grabamos sin que nadie sepa dónde estamos.
Esto es lo que precisamente nos permite que todas nuestras fotografías y vídeos tengan un estilo muy concreto donde la autenticidad, la naturalidad y la excepcionalidad del momento se den la mano para conseguir imágenes únicas donde los detalles son realmente importantes.