Àngels y Gabri querían un reportaje discreto, pero una recién llegada primavera, un soleado día y las ganas, hicieron de esa mañana de marzo una fiesta con bailes y pompas de jabón. Ellos poco a poco dejaron los nervios y se entregaron a su propia emoción como pocos. El resultado fue una mañana divertida y llena de amor, del bueno.
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